BERLÍN – El contraste entre la economía francesa y la economía alemana pocas veces ha parecido tan marcado. Mientras que Francia, sorprendentemente, sigue gozando de un crecimiento sólido y resulta cada vez más atractiva tanto para los inversores extranjeros como para los domésticos, Alemania experimenta dificultades -a pesar de que está lejos de ser el hombre enfermo de Europa- debido a una crisis política severa que ha creado un clima sombrío respecto de su perspectiva económica, y que pesa profundamente en el sentimiento económico.
Pero esta interpretación pasa por alto un hecho fundamental: Alemania y Francia son más interdependientes que nunca. Para mantener el crecimiento económico y garantizar su influencia a nivel global, deben trabajar en conjunto para fortalecer la Unión Europea.
La economía francesa dio muestras de una resiliencia notable durante la pandemia del COVID-19 y la crisis energética de 2022. En los dos últimos años, Francia ha impulsado su competitividad, ha mejorado su clima de negocios y ha atraído más del doble de inversión extranjera directa que Alemania.
BERLÍN – El contraste entre la economía francesa y la economía alemana pocas veces ha parecido tan marcado. Mientras que Francia, sorprendentemente, sigue gozando de un crecimiento sólido y resulta cada vez más atractiva tanto para los inversores extranjeros como para los domésticos, Alemania experimenta dificultades -a pesar de que está lejos de ser el hombre enfermo de Europa- debido a una crisis política severa que ha creado un clima sombrío respecto de su perspectiva económica, y que pesa profundamente en el sentimiento económico.
Pero esta interpretación pasa por alto un hecho fundamental: Alemania y Francia son más interdependientes que nunca. Para mantener el crecimiento económico y garantizar su influencia a nivel global, deben trabajar en conjunto para fortalecer la Unión Europea.
La economía francesa dio muestras de una resiliencia notable durante la pandemia del COVID-19 y la crisis energética de 2022. En los dos últimos años, Francia ha impulsado su competitividad, ha mejorado su clima de negocios y ha atraído más del doble de inversión extranjera directa que Alemania.